martes, 19 de mayo de 2009

Barranco de Los Palos Blancos



















Barranco Oscuro (izquierda), Barranco de El Palo Blanco (derecha).

Este es el nombre que recibe uno de los barrancos que surcan la vertiente noroeste del macizo de Tamadaba. Debido a su orientación recibe la humedad del alisio, por su abrupta orografía, con un cauce estrecho, ofrece temperaturas suaves y regulares ideales para el crecimiento de especies propias de la transición entre el bosque termófilo y el monteverde. Como consecuencia de las fuertes pendientes hay pocos lugares con suelo profundo, pero grietas y andenes son el hábitat perfecto para plantas rupícolas.

La zona baja, muy degradada después de décadas de talas y pastoreo, la ocupan algunas tabaibas amargas (Euphorbia regis-jubae), orobales (Withania aristata) y el rabo de gato (Penisetum setaceum), una especie introducida y muy invasiva que evita que se recuperen las plantas nativas.

Palo blanco (Picconia excelsa), aderno (Heberdenia excelsa), peralillo (Maytenus canariensis), mocán (Visnea mocanera) y acebuche (Olea europaea guanchica), la mayoría escasas en la isla, encuentran refugio en el tramo medio del barranco. En cotas más altas, laureles (Laurus novocanariensis), acebiños (Ilex canariensis), brezos (Erica arborea) y follaos (Viburnum tinus rigidum) se mezclan con los pinos (Pinus canariensis).



















Aderno (Heberdenia excelsa)

A estas especies arbóreas les acompañan Teline rosmarinifolia, rosalillos (Dendriopoterium menendezii), , coles de risco (Crambe tamadabensis) y Micromeria pineolens, todas endemismos de la localidad. Se le suman el cabezote (Cheirolophus arbutifolius), Chrysoprenanthes pendula, endemismo grancanario, la cresta de gallo (Isoplexis isabelliana), el poleo (Bistropogon origanifolius), la capitana (Phyllis nobla), el cardo de risco (Carlina salicifolia), la cruzadilla (Hypericum reflexum), malfurada (Hypericum grandifolium), granadillo (Hypericum canariensis), el tajinaste chico (Echium strictum), la tedera (Psoralea bituminosa), el algaritofe (Cedronella canariensis), cerrajónes (Sonchus congestus, Sonchus acaulis), balillo (Sonchus leptocephalus), yedra (Hedera helix canariensis), jarón (Cistus symphytifolius), jara (Cistus monspeliensis), Sideritis dasygnaphala, tomillos (Micromeria varia, benthamii, lanata (y ejemplares híbridos)), paniqueso (Lobularia canariensis), verode (Kleinia neriifolia), salvia (Salvia canariensis), rosal (Rosa canina), mato de risco (Lavandula canariensis), magarza (Argyranthemum adauctum gracile), etc. En los riscos crecen bejeques (Aeonium manriqueorum, simsii), Aichryson laxum, Greenovia aurea y Sventenia bupleroides, planta exclusivamente natural del macizo.

Herbáceas como la pata de gallo (Geranium canariense), el bicácaro (Canarina canariensis), la corregüela (Convolvulus canariensis) y el corazoncillo (Lotus spartioides) también viven aquí; además de muchas otras de carácter cosmopolita o introducidas en las islas y llegadas al barranco por su facilidad para expandirse o con ayuda de las cabras cimarronas (Capra hircus) que pastan por todo el macizo. Dryopteris oligodonta, Pteridium aquilinum y Davallia canariensis son helechos también presentes en el barranco de El Palo Blanco.




















Pata de gallo (Geranium canariense)

Aprovechándose de la alta diversidad vegetal hay una enorme lista de invertebrados. El resto de la fauna la componen aguililla (Buteo buteo insularum), tagarote (Falco pelegrinoides), cernícalo (Falco tinnunculus canariensis), gavilán (Accipiter nisus granti), cuervo (Corvus corax tingitanus), paloma bravía (Columba livia canariensis), tórtola común (Streptopelia turtur), perdiz roja (Alectorris rufa intercedens), mirlo (Turdus merula cabrerae), pico picapinos (Dendrocopos major thanneri), canario (Serinus canaria), vencejo (Apus unicolor), bisbita caminero (Anthus bertheotii) herrerillo o quesero (Parus teneriffae), mosquitero u hornero (Phylloscopus collybita canariensis) y algunas otras ocasionalmente conforman el grupo de las aves.
En Tamadaba hay paredes propicias para la cría de las rapaces, pero buen número de ellas están equipadas con vías de escalada, actividad que muchas personas practican coincidiendo con la época de cría.

El lagarto de canarión (Gallotia sthelini) es el único reptil presente y de los anfibios no hay ningún representante. Las cabras y los conejos (Oryctolagus cuniculus) son dos mamíferos introducidos por el hombre que merman las poblaciones de algunas especies de plantas y las relegan a los riscos, lo que facilita la entrada de otras, en muchos casos foráneas, con mayor facilidad para reproducirse. La rata (Rattus rattus) y el ratón (Mus musculus) completan este grupo.

martes, 12 de mayo de 2009

Ganoba



















Vista general de Ganoba

Ganoba es una de las montañas que coronan el macizo de Tamadaba. Las características del suelo son las mismas en cualquier punto, por tanto, la pluviometría, la temperatura y la insolación son los factores que determinan el tipo de vegetación.

Hace pocas décadas gran superficie de lo que hoy conocemos como pinar de Tamadaba estaba deforestada. Gracias al microclima de las diferentes zonas y a los contados ejemplares de diferentes especies que escaparon a la tala podemos hacernos una idea de la potencialidad vegetal de Ganoba.

En la zona de influencia del alisio se dan las condiciones para el desarrollo del monteverde, que en las cotas más altas pasa a mezclarse con el pinar, al soco de los vientos la vegetación es de pinar seco con algunos brezos. Crecen de forma natural saos (Salix canariensis), fayas (Myrica faya), acebiños (Ilex canariensis), brezos (Erica arborea), follaos (Viburnum tinus rigidum), escobones (Chamaecytisus proliferus), laureles (Laurus novocanariensis) y pinos (Pinus canariensis). Polémica es la presencia del olivillo (Phyllirea angustifolia) y el sanguino (Rhamnus glandulosa), ya que debido al tradicional tráfico de especies en la isla es difícil determinar si son nativas.

Jarones (Cistus symphytifolius), jaras (Cistus monspeliensis), granadillos (Hypericum canariense), cruzadillas (Hypericum reflexum), poleos (Bistropogon origanifolius), distintos tomillos (Micromeria benthamii, Micromeria lanata y el tomillo de Tamadaba (Micromeria pineolens)), rosales (Rosa canina), zarzas (Rubus bollei), verodes (Kleinia neriifolia), balillos (Sonchus leptocephalus), bejeques (Aeonium simsii, Aeonium percarneum), coranzoncillos (Lotus spartioides), planta únicamente natural de Tamadaba, gamonas (Asphodelus aestivus), lechugones (Sonchus acaulis, Sonchus congestus), jacintos (Dipcadi serotinum), cerrillos (Hyparrhenia hirta) y helechos como la batatilla (Davallia canariensis) o Pteridium aquilinum conforman el sotobosque. Además son propios de Ganoba líquenes del género Usnea y numerosas especies de hongos y musgos.



















Corazoncillo de Tamababa (Lotus spartioides)

La cresta de gallo (Isoplexis isabelliana) fue introducida hace décadas; la vinagrera (Rumex lunaria), el incienso (Artemisia canariensis), la altabaca (Dittrichia viscosa), y el marrubio (Marrubium vulgare) son especies probablemente llegadas de la mano del hombre a las zonas más degradas y en el entorno de las casas forestales se ajardinó en el pasado con plantas extranjeras.

Hace semanas se corrigieron las marras fruto de una repoblación tardía (diciembre-enero) y desafortunada (por la falta de lluvias) de la temporada pasada; entre especies de monterverde y cedros se plantaron olmos (Ulmus minor), una especie foránea, no parece muy lógico que en una de las pocas áreas relativamente conservadas y que mejor perspectiva ofrece para naturalizar el paisaje se plante esta especie.

La fauna está representada mayoritariamente por invertebrados, varias especies endémicas del pinar.




















Nidal de pico picapinos (Dendrocopos major)

Aves que hacen vida en la montaña son el aguililla (Buteo buteo insularum), el cuervo (Corvus corax tingitanus), el tagarote (Falco pelegrinoides), el gavilán (Accipiter nisus granti), el cernícalo (Falco tinnunculus canariensis), la perdiz roja (Alectoris rufaintercedens), la paloma bravía (Columba livia canariensis), la tórtola común (Streptopelia turtur), el pico picapinos (Dendrocopos major thanneri), el mirlo (Turdus merula cabrerae), el vencejo unicolor (Apus unicolor), el pinzón común (Fringilla coelebs), el canario (Serinus canaria), el bisbita caminero (Anthus berthelotii), el petirrojo (Erithacus rubecula superbus), el herrerillo o quesero(Parus teneriffae), el hornero o mosquitero (Phylloscopus collybita canariensis) y algunas otras que de manera puntual hacen acto de presencia.

Las cabras (Capra hircus), los gatos (Felix catus), los conejos (Oryctolagus cuniculus), las ratas (Rattus rattus), los ratones (Mus musculus) y las musarañas (Crocidura russula) son mamíferos introducidos por el hombre. El murciélago montañero (Hypsugo savii) es el único animal nativo de este grupo.

El lagarto de Gran Canaria (Gallotia sthelinii) y el perenquén (Tarentola boettgeri) representan los reptiles.



















Musaraña, ratón hocicudo (Crocidura russula).

En el punto más alto de la montaña, Pico de La Bandera, se fabricó hace años una caseta, respetuosa con el entorno, destinada a la vigilancia contra incendios. Hace aproximadamente un año se inició la instalación de una torre de vigilancia metálica sobre una gran base de hormigón y piedras que hasta el momento ha provocado la tala de varios pinos. A día de hoy está a medio montar, los envases que se utilizaron para llevar hasta allí el material de construcción aparecen desparramados en medio del pinar, los cristales de las ventanas están rotos y sin colocar, los escombros productos de la obra continúan alrededor de la base y las herramientas (completamente oxidadas) siguen en el lugar. Para generar la energía que se empleará en la nueva torre se instaló un molino de viento (actualmente en el suelo a causa de la meteorología) que hace ruido e impacta a la vista.