miércoles, 28 de octubre de 2009

Vega de Las Cruces

















Vega de Las Cruces, en primer plano, y el Pinar de Tamadaba en segundo.

La vega está situada en las medianías del noroeste de Gran Canaria. El paisaje, prácticamente llano, con lomas de suaves pendientes y vaguadas que dan lugar a barranquillos abiertos y poco abrigados, lo conforman las tierras abandonadas cercadas por muros de piedra que se utilizaron durante el pasado siglo, básicamente, para el cultivo de cereales y legumbres y como lugar de pasto para el ganado.

Fue dominio del monteverde y posiblemente el pino canario estuviera presente de forma esporádica, así lo confirman algunos ejemplares de peralillos (Maytenus canariensis), barbuzanos (Apollonias barbujana), mocanes (Visnea mocanera), laureles (Laurus novocanariensis) y viñátigos (Persea indica) que crecen en el entorno.

La vegetación, actualmente, la componen herbáceas como el hinojo (Foeniculum vulgare), el balango (Avena barbata), la altabaca (Dittrichia viscosa) muy expandida durante los últimos años favorecida por los desbroces, la cardota (Galactites tomentosa), el cardo mariano (Silybum marianum), la alcachofa silvestre (Cynara cadunculus), la colleja (Silene vulgaris) etc. La retama amarilla (Teline microphylla), el escobón (Chamaecitysus proliferus meridionalis), el codeso (Adenocarpus foliolosus), la magarza de cumbre (Argyranthemum adauctum canariense) y el incienso (Artemisia thuscula) son las plantas arbustivas más frecuentes. Todavía quedan algunas piteras (Agave americana) plantadas con fines forrajeros en el pasado.

















Triguero (Miliaria calandra)

La avifauna está representada por el aguililla (Buteo buteo insularum), el cernícalo (Falco tinnunculus canariensis), el búho chico (Asio otus canariensis), que aprovechan la abundancia de ratones y reptiles, la gaviota patiamarilla (Larus michahellis) se acerca de cuando para alimentarse de cigarrones, el alcaraván (Burhinus oedicnemus) es habitual y podría estar criando, la perdiz roja (Alectoris rufa intercedens), las codornices (Coturnix coturnix), cada vez más difíciles de observar, posiblemente por la falta de control sobre su caza, la paloma bravía (Columba livia canariensis), el mirlo (Turdus merula cabrerae), el alcairón (Lanius excubitor koenigi), el triguero (Milaria calandra), el gorrión chillón (Petronia petronia madeirensis), el bisbita caminero (Anthus berthelotii berthelotii), la curruca tomillera (Sylvia conspicillata orbitalis), el canario (Serinus canaria), el linacero (Carduelis cannabina), todos ellos presentes habitualmente; el cuervo (Corvus corax tingitanus), la abubilla (Upupa epops) y otros, visitan ocasionalmente la vega.

Del reino de los invertebrados es posible encontrar representantes de muchas familias, pero especialmente abundantes son los saltamontes, varias especies, y las mariposas del género Vanessa.

En los últimos años se ha repoblado parte de la vega y lomos colindantes. Para ello se han empleado especies que forman parte de la flora canaria desde hace mucho tiempo y otras traídas por el hombre durante los últimos siglos.

Faya (Myrica faya), brezo (Erica arborea), acebiño (Ilex canariensis), madroño (Arbutus canariensis), laurel (Laurus novocanariensis) y mocán son las plantas propias del monteverde usadas; el pino canario (Pinus canariensis) ocupa gran parte de la superficie plantada y el sao (Salix canariensis) fue utilizado en un barranquillo. Está última especie sufre mucho cada vez que queda sin riego porque en la zona no se dan las mejores condiciones para su desarrollo.

Se emplaron también especies arbustivas típicas de las medianías húmedas como el follao (Viburnum tinus), el tajinaste azul (Echium callithyrsum), el jazmín (Jasminum odoratissimum) y el Sonchus canariensis además de otras que de forma natural crecen en distintos ecosistemas: tajinaste blanco (Echium decaisnei), salvia morisca (Salvia canariensis), guaydil (Convolvulus floridus), granadillo (Hypericum canariense), retama blanca (Retama rhodorhizoides), mato risco (Lavandula canariensis), alhelí (Erisymum albescens) y jarón (Cistus symphytifolius).



















Repoblación con monteverde

Completan la repoblación numerosas coníferas (pinaceas (pinos, abetos y cedros) y cipreses (cupressus, thuja)) y caducifolias: fagaceas (hayas, robles, encinas, castaños,...), ulmaceas (olmos), nogal (Juglans regia), guindo (Prunus cerasus) y otras.

De las exóticas, muchas no soportaron el trasplante y otras han ido muriendo por no estar adaptadas a las condiciones climáticas, a lo que se suma la falta de atención durante algunos periodos.